Unos pocos días más tarde, Chávez pareció girar de vuelta bruscamente a la izquierda. En Alo Presidente del 20 de enero, refiriéndose a la escasez de alimentos, amenazó con nacionalizar la tierra y los bancos. Esta no es la primera vez que él ha amenazado a los bancos y a otros sectores con la nacionalización, y no es para nada seguro que se llevará a cabo. No es un accidente que esta amenaza fue hecha durante el congreso del PSUV y será usada para cortar las críticas de algunos activistas por su giro hacia la derecha. Al mismo tiempo ilustra como este régimen todavía puede dar un giro brusco a la izquierda y adoptar medidas más radicales, de izquierda, incluida la nacionalización.
La burocracia y la corrupción son problemas cruciales que enfrenta el movimiento en Venezuela. Pero, sin un genuino sistema de control y democracia de trabajadores, una verdadera lucha contra ellas no es posible. Esto reflejo una de las principales debilidades en el movimiento. Llevar adelante la revolución socialista requiere la organización conciente, independiente de la clase trabajadora, apoyada por la juventud, los pobres urbanos, sectores radicalizados de la clase media y otros sectores explotados por el capitalismo. Debido a su conciencia de clase colectiva que se desarrolla debido a su papel en la producción, la clase trabajadora necesita jugar este papel de dirección decisivo.
Esto no se ha reflejado de una manera completamente consciente u organizada en Venezuela. Sin el chequeo consciente desde abajo, el desarrollo de métodos burocráticos inevitablemente surgirá en cualquier movimiento revolucionario o de trabajadores. Desde el comienzo, Chávez y los líderes del movimiento han adoptado una aproximación verticalista. El régimen se ha contentado con que las masas lo apoyen – y movilizarse a la lucha cuando la amenaza de la contrarrevolución se ha planteado de manera aguda – pero las masas no han estado concientemente en la dirección del movimiento.
La organización del PSUV puede ofrecer una importante oportunidad de construir un nuevo partido de la clase trabajadora que, con un programa socialista revolucionario, puede transformarse en un arma importante para llevar adelante la revolución. Mientras escribimos se lleva a cabo su primer congreso, en el que participan 1.600 delegados (y programado para durar ¡hasta dos meses!) El PSUV sostiene que más de cinco millones se han registrado par incorporarse, aunque no está claro si estas son personas que se unen en primer lugar para construir un partido socialista o gente registrada por organizadores locales desde los registros electorales.
Si el PSUV va a ser un instrumento para una revolución exitosa necesita una base completamente activa. El derecho a formar tendencias y permitir el debate democrático será esencial si el partido se va a desarrollar como un arma efectiva para la clase trabajadora antes que como un instrumento para el gobierno.
Desafortunadamente, el PSUV fue lanzado de arriba a abajo con Chávez nombrando un comité con dos generales para organizarlo. En enero, Jorge Rodríguez fue encargado de la ‘coordinación general del PSUV’. El CIT apoya la lucha por un PSUV completamente democrático con un programa socialista revolucionario.
La democratización de los sindicatos y la organización de comités electos democráticamente en los lugares de trabajo para establecer un sistema genuino de control de los trabajadores están entre las tareas más urgentes. Es necesario establecer comités similares en las comunidades y en la base del ejército. Vinculados en un distrito, ciudad, estado y a escala nacional, podrían formar la base de un gobierno de trabajadores y campesinos. Mediante la nacionalización de los conglomerados y bancos de las cinco familias, puede implementarse un plan socialista de producción de la economía.
Esto abriría la posibilidad de forjar lazos con el movimiento de masas en Bolivia y, junto con el establecimiento de una genuina democracia de trabajadores en Cuba, podría permitir el desarrollo de una federación socialista democrática de esos países. Esto, a su vez, podría ser el trampolín para desarrollar la revolución socialista en América Latina. Este camino es la vía más segura de derrotar la amenaza de la reacción que, como ilustra la derrota en el referéndum, está creciendo si permanece el capitalismo.
Fuente: Este artículo apareció en la edición de febrero de Socialism Today, la revista del Partido Socialista (Inglaterra y Gales)
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