Capítulo 6: Señales de recesión

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On domingo, 4 de mayo de 2008 0 comentarios

Todos estos factores se vieron reflejados en el referéndum. Pero, en lugar de comprender que esta derrota refleja frustración, desilusión y un cierto punto muerto en la situación, son las masas las acusadas de ‘falta de comprensión’. En el programa radial telefónico semanal ‘Aló, Presidente’ del 6 de enero, Chávez dijo que reconocía que los sectores populares y el aparato de estado no estaban ‘preparados por lo que estaba implicado en una reforma constitucional que profundizaba el socialismo". De forma más amenazadora, declaró que ellos (el pueblo de Caracas y otras ciudades) "... tienen una deuda conmigo. La he anotado en mi agenda. Veremos si me la paga o no". (Periódico español, ABC, 9 diciembre de 2007)


Este método de tratar los retrocesos y derrotas es un eco de lo que los dirigentes de los partidos comunistas y socialistas reformistas han sostenido históricamente durante movimientos revolucionarios, como en Chile en 1970-73 o la guerra civil española en los años 30. Ellos justificaron no moverse para derrotar decisivamente el capitalista diciendo que las masas ‘no estaban preparadas’, y que esto provocaría una reacción.


Habiendo culpado inicialmente a las masas por la derrota, Chávez concluyó que él no tenía otra alternativa que ‘reducir la velocidad de la marcha’: "La vanguardia no se puede separar de las masas. ¡Tiene que estar con las masas! Yo estaré con Ustedes y por esta razón reduciré mi velocidad". (6 de enero)


Los marxistas no adoptan una posición sectaria hacia las masas ni ignoran los niveles de comprensión política y conciencia que existen. Ello resultaría en levantar eslóganes políticos e iniciativas que no son entendidos y separarían revolucionarios genuinos de las masas. Los marxistas se involucran en el dialogo político, el intercambio de ideas y experiencias, y defienden lemas y demandas que ayuden a las masas a avanzar en la lucha, apoyándolas a sacar las conclusiones necesarias sobre el programa, tareas y métodos necesarios para alcanzar el socialismo.


Esto no es lo mismo que usar esta cuestión para ‘reducir la marcha’ de la revolución. La ‘reducción’ incluyó un cambio de gabinete en enero. Fundamentalmente se trató de redistribuir portafolios ministeriales entre ministros existentes. Significativamente, sin embargo, el anterior vicepresidente, Jorge Rodríguez, fue apartado y reemplazado con el anterior ministro de vivienda, Ramón Carrizales. El nombramiento de Rodríguez un año atrás había sido saludado como un giro hacia la izquierda como parte del ’impulso hacia el socialismo’.


La reducción de la velocidad de la reforma parece comenzar con una flexibilización de los controles de precios que el gobierno había introducido previamente. Al aflojarlos el gobierno espera tranquilizar a los productores y distribuidores de alimentos que han respondido creando escasez y cuellos de botella en la distribución. Estos son actos de sabotaje que el gobierno no enfrentó nacionalizando los monopolios de alimentación.


Detrás de esta ‘reducción de la velocidad’, Chávez está tratando de establecer un ‘consenso nacional’ y aplacar a los capitalistas. En el ‘Alo Presidente’ trasmitido, Chávez argumentó: "Se necesitan mejoras en nuestra alianza estratégica. No podemos dejarnos descarrilar por tendencias extremistas. No somos extremistas ni lo podemos ser. No! Tenemos que mantener alianzas con las clases medias, incluida la burguesía nacional. No podemos apoyar tesis que han fracasado en el mundo entero, como la eliminación de la propiedad privada. Esa no es nuestra tesis".


En otras palabras, enfrentado a la derrota en el referéndum, Chávez concluye que se necesita alcanzar un acuerdo con la clase dominante. Los socialistas no defendemos la eliminación de toda propiedad privada, como la nacionalización de cada pequeño negocio o quitarle a la gente las casas. Sin embargo, es necesario nacionalizar los grandes monopolios y bancos que controlan la economía, e introducir el control y la gestión democrática de los trabajadores si la planificación socialista de la economía va a llevarse a cabo. Chávez también declaró una amnistía para algunos de los envueltos en la organización del golpe en 2002, para "enviar un mensaje al país que podemos vivir juntos a pesar de nuestras diferencias"

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